Con dos ingenierías y un máster en análisis de datos a sus espaldas, Nayra Blanco trabajaba como directora de un máster universitario cuando decidió dar un giro a su vida y dejar su trabajo para volver a retomar su pasión: la programación. “En el máster aprendí algo de lenguaje Python y ahí vi que era una herramienta muy potente y que yo solo había visto una parte”, cuenta. Fue así como la canaria aterrizó en el Curso de Programador Python de Tokio School.

“Me pareció muy interesante de Tokio el tema de las prácticas de empresa”, explica, y continúa: “Yo tengo una edad, cambiar de sector es complicado y las prácticas me dan esa oportunidad de decir ‘he trabajado en esto’”. Además, Nayra confiesa tener una asignatura pendiente: el inglés, “por eso, poder sacarme el First como complemento del curso fue un plus importante para mí”, asegura.

Nayra Blanco

 

Aunque conocía por encima el lenguaje Python y no comenzaba de cero, Nayra ha batido todos los récords: ¡tan solo dos meses ha tardado en completar su formación! “Tengo que decir que Christian, el profesor, es encantador. Sabe mucho y lo explica todavía mejor”, afirma. “Y la plataforma -añade- me pareció muy intuitiva y cómoda. Va a lo necesario”.

Su idea de futuro: programar. “Sigo formándome, sigo estudiando… Mi objetivo final es trabajar para empresas como bancos, compañías de telefonía móvil, empresas con departamentos potentes dedicados al análisis y visualización de datos”, explica.

“Yo en un curso lo que busco al final es, por un lado, contenidos y por otro, atención. Y en Tokio he tenido ambas”, sentencia.